¿Por Qué Nos Repetimos Tanto?

(Y por qué, a veces, eso no es tan malo)

✍🏼 Por Ema Voil

Has estado ahí. En medio de una conversación, alguien—quizás tú mismo—cuenta por tercera vez la misma historia. O insiste en un punto que ya quedó claro hace rato.

¿Nos damos cuenta de que lo hacemos? ¿O es parte inevitable de cómo nos comunicamos?

La verdad es que repetirnos no es solo un hábito molesto; es un reflejo de quiénes somos, qué sentimos y qué queremos transmitir.

Somos Criaturas de Hábito (Y de Repetición)

Desde que aprendemos a hablar, nuestro cerebro usa la repetición como un refuerzo. Caminamos repitiendo movimientos. Aprendemos repitiendo sonidos. Y en la adultez, repetimos para recordar, reafirmar y conectar.

En las conversaciones, la repetición tiene un propósito más profundo de lo que parece:

🔹 Para confirmar una emoción: Volver a contar una historia divertida nos permite revivir ese momento. Como si exprimiéramos unas gotas más de alegría.

🔹 Para fijar un punto clave: En discusiones o debates, repetimos ideas para asegurarnos de que queden claras.

🔹 Por hábito y comodidad: Hay frases y anécdotas que se vuelven parte de nuestro “greatest hits” personal. Sabemos que funcionan.

🔹 Por inseguridad o distracción: A veces, repetimos porque no estamos seguros de haber sido claros. O porque, entre tantos estímulos, olvidamos que ya lo dijimos.

Las Muletillas: Pequeñas Repeticiones que Nos Definen

Más allá de repetir historias, también repetimos palabras. ¿Te has dado cuenta de que tienes una muletilla? Todos tenemos.

📍 En Chile, es casi imposible evitar el «¿cachái?» o el «po».
📍 En México, el «¿verdad?» o el «¿me entiendes?» aparecen al final de muchas frases.
📍 En Argentina, el «che» o el «boludo» se sienten como un sello cultural.

Estas pequeñas repeticiones no son solo costumbre; son puentes que construyen conexión. Nos hacen sentir parte de un grupo, de un contexto.

¿Qué Dice la Repetición de Nosotros?

Si notas que siempre hablas de un mismo tema—tu trabajo, una relación, un problema—tal vez sea una señal. Nuestra repetición revela en qué estamos enfocados, qué nos preocupa o qué queremos resolver.

Y también refleja nuestra necesidad de conexión. Volvemos a contar algo porque buscamos empatía, porque queremos compartir lo que nos importa.

¿Es Malo Repetirse?

No siempre. En el discurso público, por ejemplo, la repetición es una herramienta poderosa.

🗣️ Martin Luther King Jr. repitió «I have a dream» una y otra vez. Y su mensaje quedó grabado en la historia.

Pero cuando la repetición se vuelve automática o excesiva, puede ser frustrante. Ser conscientes de cuánto y por qué nos repetimos nos ayuda a mejorar nuestra comunicación.

Escuchar: La Clave Para Romper el Ciclo

Si sientes que te repites demasiado, prueba enfocarte en escuchar más. Muchas veces, repetimos porque estamos más preocupados en lo que queremos decir que en lo que los demás están compartiendo.

Cuando realmente prestamos atención, nuestras respuestas cambian. Se vuelven más frescas, más dinámicas, más auténticas.

Al Final, Todos Nos Repetimos (Y Está Bien)

Si cuentas la misma historia una y otra vez, no te preocupes. Eso significa que te importa.

Lo importante es disfrutar las conversaciones, reírnos de nuestros “discos rayados” y, cuando sea necesario, encontrar nuevas formas de decir lo mismo, pero con más estilo.

Así que la próxima vez que alguien te diga «ya me lo contaste», sonríe y responde:

«¿Te lo cuento otra vez, pero mejor?»

Porque, al final del día, las charlas que nunca terminan son las que nos conectan. Y esas, siempre vale la pena repetirlas.